El sonido del mar a todas horas en los oídos. Sonido de buenos días, de buenas noches, de buena suerte, de bueno a veces pasa a tonto. El tiempo, la verdad, no acompaña pero ya se sabe que el tiempo también pasa (de todo).
Raquel, por su lado de copiloto, sí que acompaña, con sus ojos transparentes y unas grandes ganas de paz que con Lola se hacen irremediablemente pequeñas porque ella es la guerrera número doce más uno (líbrenme los dioses de caer en las supersticiones).
Y la vida sigue y hay una combinación de letras que me persigue aunque me esconda en esta terraza-refugio con el Mediterráneo a mis pies. Súbdito de una tarada que poco tiene de reina.
(besos para todas, todos y algún don nadie)
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