martes, 1 de abril de 2008

El explorador

Un día descubrí, de pronto, el primero. Fue como una iluminación. Estaba escondido en el punto exacto donde el cuello pasa a convertirse en hombro. Lo observé unos minutos y luego, al sentirme descubierto, aparté la mirada avergonzado. Comenté algo sobre tu peinado y creo que me sonrojé. La tortura, de todos modos, había comenzado y tras ése, reconocí al resto. A cada vistazo uno nuevo aparecía y ya estaban ahí para siempre. Me frotaba la cara por si acaso los creaba yo con mi mirada. Seguían ahí. Fui trazando combinaciones, uno con otro, todos con todos, por separado. Líneas imaginarias por todo tu cuerpo se movían desde dentro de mis ojos y al final preguntaste y confesé: me había enamorado de todos tus lunares.


(P:D: Que sea éste un bonito mes de abril para todas mis flores.)

No hay comentarios: