viernes, 16 de mayo de 2008

Un volver a empezar

365 días de espera y por fin llega el gran día.
Nervios y excitación se apoderan de las últimas horas de la jornada laboral.
Y sin más esperas partimos hacia ese lugar desconocido hasta el momento.

Villarrobledo será nuestro hogar las próximas horas.
Llegamos y una gran explanada se abre ante nuestros ojos,
por cada segundo que pasa una nueva tienda de campaña se instala,
finalmente, no cabe nadie más.
Pero no importa, la gente sigue llegando,
da igual la hora, el lugar y el día,
miles de mochileros emigran hacia el pueblo más rockero de Castilla-La Mancha.

Música, bailes, cantos, risas, saltos y alegría invaden el Gran Festival.
Concierto tras concierto la excitación nos invade, no podemos parar nuestros pies, saltan y botan como si de un juego se tratase durante más de tres días seguidos, pero llega el final del último concierto y sin saber cómo nuestro ánimo se evapora como el agua que este año no ha caído.

Ya no habrá más conciertos, ni más bailes, ni más cantos, ni más risas, ni más saltos...
En un instante toda la fuerza que se había apoderado de nosotros hasta aquel momento se convierte en cansancio, agotamiento, desaliento, extenuación, pero NO pasa nada quedan 365 días de recuperación.

Viñarock nos vemos el año que viene.

1 comentario:

Miss Garner dijo...

Muy bien, Karlita.... Te veo con inspiración hoy, eh????
Me ha gustado mucho.