Nos levantamos y Mario va a la Universidad a conocer a sus nuevos companeros y las instalaciones mientras yo aprovecho para dar un paseo y y volver a la playa de Coogee.
El Pacifico me habia dejado enamorada, y helada porque jamas habria pensado que en pleno verano y con 40 grado de temperatura el agua puediese estar tan fria...
Mas tarde nos juntamos de nuevo los dos espanoles y nos vamos a dar una vuelta a seguir conociendo la ciudad y los barrios y asi poder decidir donde ibamos a vivir.
Andamos, andamos y seguimos andando, en una ciudad donde no conocen las palabras liso, plano, horizontal, llano, raso... todas las calles tienen cuestas, pero no cuestas normales, aqui hay cuestas empinadisimas, con bajadas aun mas empinadas; y las distancias son tremendas, enormes, gigantes; lo que en el mapra parece una callecita en la realidad se convierte en metros y metros de calle.
Exahustos decidimos hacer algo de compra, ir a la Universidad a buscar casas compartidas, comprar los moviles (para poder comunicarnos con nuestro pais de origen que cuando se esta tan lejos te dan mas ganas de llamar a todo el mundo...) y volver al hotel.
Concertamos varias citas para manana visitar las casas que mas nos han gustado y caemos en un profundo sueno.
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