lunes, 22 de septiembre de 2008

Rosa, rosa


Yo veo el mundo de color de rosa. De rosa, rosa. La primera vez que lo dije, mis padres y otros adultos que a veces pueblan mi casa se rieron a carcajadas. Movían sus vasos y echaban las cabezas hacía atrás con las bocas muy abiertas. Era una fiesta. Todos empezaban a estar muy felices y yo dejé de estarlo para siempre. Pensaban que debía de habérselo escuchado a un mayor. Qué ocurrencias tenía este niño. Tenía cinco años y pronuncié una frase hecha que significa que todo es maravilloso. Entonces no sabía nada de eso. Ni de nada. Ahora tengo quince años y para mí la verdura sigue siendo rosa, y mi pelo, y mis ojos y los de todos los que me miran incrédulos. También sé que hay otros colores como el rosa pero diferentes y que la gente los ve mezclados, todos a la vez y cada uno en su sitio. ¿Cómo será eso? Pienso en todos esos colores que no tengo y me siento desgraciado. No sé cómo voy a poder vivir tranquilo con esta tortura a cuestas. Veo mi futuro muy negro y en este caso, es tan solo una expresión.

(para mi pintora)
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